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Construir el mundo: de la cosmología de Platón a la física newtoniana

Los primeros hombres miraban al cielo, tal y como hacemos los actuales. Supongo que debía ser un espectáculo ver esa Vía Láctea sin contaminación lumínica y un cielo limpio. El hombre de hoy, en las ciudades o cerca de ellas, tiene vedada tal maravilla. Para los primeros hombres la observación de los astros debía estar envuelta en misterio, magia y misticismo. Asociaron la aparición de los cometas o las explosiones de novas con malos augurios, convirtieron a los planetas en dioses y llegaron a hacer sacrificios al Sol. Pero también se percataron de los patrones que seguían sus movimientos y los usaron en su propio beneficio para predecir las estaciones o para saber cuando debían plantar y recoger la cosecha. Gracias a esos ciclos empezaron a medir el tiempo y a crear calendarios. Aunque tardaron algunos milenios, empezaron a preguntarse qué eran todas esas luces realmente y por qué se movían. Desde aquellos primeros hombres que comenzaron la búsqueda de respuestas hasta que alguien fue

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