Justo antes de la guerra con los esquimales
Reconozco que la literatura iniciática siempre me ha interesado especialmente. Un viaje en el que el ser humano transita de la niñez a la madurez; una muerte o un principio, según se mire. Sin duda, Salinger es uno de los escritores que más ha explorado este subgénero en sus relatos y en su novela, El guardián entre el centeno. Quiero pararme en concreto en el relato Justo antes de la guerra con los esquimales, publicado en su libro Nueve cuentos. Y es que hablamos de un cuento en el que, en apariencia, no pasa nada; no hay mucho más que diálogos aparentemente intrascendentes. Pero cuando acabas de leerlo sabes que ha ocurrido una transformación vital en Ginnie, el personaje principal.
Ginnie es una chica resabiada, una adolescente que acaba discutiendo con su amiga Selena por una nimiedad. Ginnie le reclama algo más de un dólar que asegura que le adeuda la amiga, y llega al extremo de acompañarla a casa para cobrar la deuda. Allí tiene dos encuentros con dos chicos mayores que ella: Franklin y su amigo Eric, de veinticuatro años. Franklin es el hermano de Selena y es un personaje con una enfermedad cardiaca que le ha obligado a dejar su trabajo. Tampoco le ha ido bien en el amor ya que la propia hermana mayor de Ginnie, a la que él califica como una snob, lo rechazó. Se adivina desde el principio que Franklin es un tipo singular, incluso extraño. Observando a las personas que caminan por la calle le dice a Ginnie que todos ellos van a alistarse para la guerra con los esquimales, y piensa que en esa guerra sólo lucharán personas mayores de sesenta años. Esto nos permite hacernos una idea del tipo de pensamientos que alimentan la cabeza del hermano de Selena (hay que tener en cuenta que la segunda guerra mundial estaba muy cercana a la fecha en la que se escribió el relato). En más de una ocasión insiste en ofrecerle a Ginnie medio sándwich de pollo, que al final ésta acepta a regañadientes aunque acaba guardándolo en un bolsillo. Eric, su amigo, es otro atípico personaje que anda disgustado porque un escritor que acogió en su casa le ha robado muchas de sus pertenencias. Además, está obsesionado con mejorar los gustos cinematográficos de Franklin. A pesar de que ambos chicos parecen haber perdido algo, ya sea la salud o las pertenencias materiales, no se observa en ellos la madurez de un adulto. Quizá se aferran a la juventud que va pasando de largo. Varias claves nos muestran el cambio que se ha obrado en Ginnie tras hablar con ambos chicos. El primero es que cuando Selena vuelve con el dinero, Ginnie lo rechaza; pareciera que ahora lo material ha perdido importancia. Además, le pregunta a la amiga si puede volver esa misma noche a visitarla, cuando hacía pocos minutos ambas transitaban la frontera del odio mutuo. Cuando abandona la casa tiene el impulso de tirar el medio sándwich que le ha dado Franklin, sin embargo acaba guardándoselo de nuevo; se aferra a él. ¿Que a ocurrido?Ginnie parece haber descubierto un mundo distinto al que ella conoce a través de las conversaciones con Franklin y Eric. Ha podido ver en toda su crudeza lo que le espera ahí fuera, cuando salga del nido y deje el colegio. Pero también siente curiosidad, quiere comprender el mundo y por eso quiere volver a aquella casa; seguir conversando con aquellos dos extraños tipos.
Ginnie es una chica resabiada, una adolescente que acaba discutiendo con su amiga Selena por una nimiedad. Ginnie le reclama algo más de un dólar que asegura que le adeuda la amiga, y llega al extremo de acompañarla a casa para cobrar la deuda. Allí tiene dos encuentros con dos chicos mayores que ella: Franklin y su amigo Eric, de veinticuatro años. Franklin es el hermano de Selena y es un personaje con una enfermedad cardiaca que le ha obligado a dejar su trabajo. Tampoco le ha ido bien en el amor ya que la propia hermana mayor de Ginnie, a la que él califica como una snob, lo rechazó. Se adivina desde el principio que Franklin es un tipo singular, incluso extraño. Observando a las personas que caminan por la calle le dice a Ginnie que todos ellos van a alistarse para la guerra con los esquimales, y piensa que en esa guerra sólo lucharán personas mayores de sesenta años. Esto nos permite hacernos una idea del tipo de pensamientos que alimentan la cabeza del hermano de Selena (hay que tener en cuenta que la segunda guerra mundial estaba muy cercana a la fecha en la que se escribió el relato). En más de una ocasión insiste en ofrecerle a Ginnie medio sándwich de pollo, que al final ésta acepta a regañadientes aunque acaba guardándolo en un bolsillo. Eric, su amigo, es otro atípico personaje que anda disgustado porque un escritor que acogió en su casa le ha robado muchas de sus pertenencias. Además, está obsesionado con mejorar los gustos cinematográficos de Franklin. A pesar de que ambos chicos parecen haber perdido algo, ya sea la salud o las pertenencias materiales, no se observa en ellos la madurez de un adulto. Quizá se aferran a la juventud que va pasando de largo. Varias claves nos muestran el cambio que se ha obrado en Ginnie tras hablar con ambos chicos. El primero es que cuando Selena vuelve con el dinero, Ginnie lo rechaza; pareciera que ahora lo material ha perdido importancia. Además, le pregunta a la amiga si puede volver esa misma noche a visitarla, cuando hacía pocos minutos ambas transitaban la frontera del odio mutuo. Cuando abandona la casa tiene el impulso de tirar el medio sándwich que le ha dado Franklin, sin embargo acaba guardándoselo de nuevo; se aferra a él. ¿Que a ocurrido?Ginnie parece haber descubierto un mundo distinto al que ella conoce a través de las conversaciones con Franklin y Eric. Ha podido ver en toda su crudeza lo que le espera ahí fuera, cuando salga del nido y deje el colegio. Pero también siente curiosidad, quiere comprender el mundo y por eso quiere volver a aquella casa; seguir conversando con aquellos dos extraños tipos.
Comentarios
Publicar un comentario